martes, 21 de abril de 2009

El Saus de Mami

Por: Cecilio Simon

Mi primera experiencia política fue a los 10 años. Mi abuela, a quien todos la llamábamos Mami, tenía un kiosco sobre la Vía España frente a la entrada del Club de Golf. Vendía frituras y sus clientes consuetudinarios eran los cadíes que trabajaban en el club y ocasionalmente algún “rabiblanco” en busca del placer que producía saborear el “saus” de Mami. Recuerdo que un día de semana, se detuvo un “carrazo”. “Seguro que el “rabi” viene por saus y hoy no es sábado”, decía consternada la abuela. Pero sólo bajó el chofer, conversó brevemente con la vieja, sacó unas cajas del carro y se retiró. Obviamente no sé de qué hablaron, porque en esos tiempos era pecado mortal escuchar la conversación de los adultos y peor opinar. Mami abrió una de las cajas y empezó a escribir en los cuadernos. No sé cuántas horas pasaron, pero era poco el avance. Suspiraba y se lamentaba constantemente: “Oh my God, holly mercy…” y de repente mi primera incursión política: ”Hey boy, come here, help my whit this shit”.

Años después aprendí que las libretas que llenaba con nombre, cédula, y firmas inventadas, eran las de adherentes para inscribir la candidatura de un diputado. Yo no sabía del tomo, folio y asiento de las cédulas, creo que mi abuela tampoco, pero el Tribunal Electoral encontró todo en orden. ¡Qué alegría, no hubo problemas para la inscripción! El diputado ganó… celebró con “saus” en el kiosco de Mami.Siendo dirigente estudiantil, pregunté a Mami y me contestó, que el suplicio por el que pasamos fue “compensado con un buen surtido del kiosco y un crédito en Kito Chen”, una tienda de mayorista en el mercado público. Al final, la vieja sentenció con voz cansada pero firme: “Remember son, politics is not for pour, is not for black, it´s for the “rabiblancos”. That´s why I always tell you, keep your ass out of politics”. Guardé silencio reverencial, porque Dios guarde contradecir a la abuela. Solamente pensé: “las cosas han cambiado”. Para entonces ya caminábamos junto a Omar, el principal arquitecto del cambio en Panamá.

Ese arquitecto del cambio transformó ese paisaje político, en el que la palabra ciudadanía solo valía una pacha de Seco. En el que Arnulfo Arias Madrid, de manera nada democrática, a punta de varillazos obligó a Ricardo A. Jiménez a renunciar de su candidatura en 1940. Donde Coronel Remón, después de un extraño recuento de voto “llamó” a la presidencia candidato perdedor. En el que las fuerzas del orden público eran rebasadas por las pandillas de la época como los “pie de guerra” y “boinas negras”...

John Glover South, Embajador de los Estados Unidos en Panamá entre 1921 y 1930, escribió al Departamento de Estado el 23 de marzo de 1925: “He aquí como durante tres años de residencia en Panamá, he sido incapaz de hallar algún principio que gobierne a los partidos... Los partidos, al igual que sus adherentes se dividían o unían con base en las relaciones de tipo personal... El objetivo es únicamente despojar al contrincante y ocupar la presidencia...”

El llamado candidato del cambio representa un peligroso salto hacia ese remoto pasado. Ha desarrollado una campaña sin principios, de exaltación de antivalores, basadas en sus relaciones personales, con una gruesa chequera siempre dispuesta a comprar adhesiones o destruir al adversario. Recurre a medios que van desde la presión a proveedores y suplidores, los ataques personales, hasta la creación de matrices de opinión sobre supuestos desprendimientos de bloques enteros del oponente. Sus propios aliados, han sido víctimas de esa inescrupulosa vieja forma de hacer política.

Por el contrario, la modernización del PRD, basada en la democracia interna y la transparencia, es una ruptura con esa forma de hacer política en Panamá. Es el primer partido que lleva a elecciones internas su dirección política y a primarias todos los puestos de elección popular. Es el único partido que publica su lista de donantes. Las elecciones primarias, es la mejor forma que tienen los partidos para promover el acceso a los puestos de elección a todos los sectores sociales. Solo así se explica que la abanderada del PRD sea Balbina Herrera. Ella es hija de esa arquitectura del cambio que lideró Omar, de ese país de oportunidades, de esa universidad de puertas abiertas a partir de la década del 70, junto a los Rectores de la Universidad de Panamá Edwin Fábrega y Rómulo Bethancourt.

Balbina, es la lideresa de una generación de hombres y mujeres curtida en la lucha emancipadora, que no se deja amilanar con encuestas seguramente hechas en kioscos y supermercados. No se deja amedrentar por esa gruesa chequera, porque sabe caminar por calles y veredas de los barrios donde nació. No teme que se desgasten el tacón y la suela, porque desde niña, si sabe dónde ir para cambiar la tapita y poner la media suela.
La victoria del PRD con Balbina a la cabeza, cimenta las bases de la democracia panameña; con ella no habrá salto a un pasado tan lejano como el denunciado por John Glover South. Balbina reivindica el derecho de todos a optar, sin importar la cuna de la que provenga, ni el padrinazgo económico del que se disponga.

La victoria de Balbina es el triunfo del país de oportunidades, es la victoria de la nueva forma de hacer política que diseñó Omar, el arquitecto del cambio en Panamá.
¡Por eso Chola, vamos a ganar! Ahh… y después degustaremos un “saus” como el de Mami… yo invito.

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