Esa fue la regla de oro en el barrio, cuando las disputas aun se dirimían a “trompadas”. A nadie se le ocurría pegarle al contendor en el suelo. Siempre era “uno contra uno”, nadie se meta decía el improvisado árbitro de la calle. Esos fueron tiempos, en que si un desesperado contendor mordía al adversario o sacaba un cuchillo, era execrado por cobarde, no se consideraba “pelear limpio”.
Recuerdo aquella memorable pelea, entre “Pipero” y “Huesito”. El primero, además de vender las pipas que robaba de la finquita del jamaicano en Calle 16 Río Abajo, era un fornido boxeador amateur en el Neco de la Guardia. Huesito, un asmático y flacucho cholito recién llegado del interior, violó la más importantes reglas del barrio, “le está tirando los perros” a la bella Adriana; lo que provoca que “Pipero”, para salvar el honor de la “gallá”, lo retara pelear. Ese cholito no se puede levantar a una “guial” del barrio así por así, sentencio “Pipero”.
“Machi” hace las veces de árbitro de los dos gladiadores, parados frente a frente en un tinglado imaginario formado por los pelaos que los rodeaban. Extiende la mano entre los dos y dice la frase mágica: “el que pega aquí mienta madre”. “Pipero” se adelanta al tembloroso huesito y pega. Luego la segunda frase “el que pega aquí pega primero”, en ese momento “Huesito” pega la mano de Machi e inmediatamente se abalanza contra el oponente dando golpes incoherentes, sin estilo boxístico. Uno de ellos va a dar al ojo de “Pipero” que inmediatamente empieza a cerrarse. El habilidoso “Pipero”, trata de sacarse encima a “Huesito”, pero este seguía lanzando golpes que aterrizaban contra la cara del contrincante, que desesperado se abalanza sobre él, lo derriba del empujón y lo patea en el suelo. “Huesito” se hace un ovillo para evitar los golpes y muchachada gritaba: ¡Pelea limpio “Pipero”! Como pudo se levantó y esta vez “Huesito” se abalanzó contra “Pipero” para darle una soberana mordida en la tetilla. Esta vez el que gritaba era “Pipero”: ¡Pelea limpio “Huesito”!
Las reglas del barrio han cambiado. Quien puede llegar a la calle disparando: “placa… placa… placa… placa” impone su ley. En política también parece que las cosas han cambiado. El ventajismo millonario ha reemplazado a las propuestas. La descalificación del adversario hasta llegar su destrucción, es la moneda de curso empleada. Lo que se ha dado en llamar campaña sucia, llena los medios de comunicación. “Pipero”, el matón de barrio, ahora es político. Ha llenado todos los espacios publicitarios para imponer su ley y llegar a la Presidencia de la República. “Placa… placa… placa… placa”: mienta madre, patea en el suelo al adversario... Con los recursos que acumuló providencialmente, gracias a su genio empresarial, soborna al árbitro, compra Partidos Políticos, alquila dirigentes, amenaza a empresarios, construye pirámides… Vino de abajo: de vender pipas a ser un gran empresario.
Pero ahora que “Huesito”, armado de valor, da un golpe certero, derrumba sus pirámides y le hincha el ojo. El árbitro amonesta: él sólo mentó madre; “Pipero” grita: ¡Pelea limpio “Huesito”! Y sola, Adriana grita: ¡Pelea limpio “Pipero”!
Recuerdo aquella memorable pelea, entre “Pipero” y “Huesito”. El primero, además de vender las pipas que robaba de la finquita del jamaicano en Calle 16 Río Abajo, era un fornido boxeador amateur en el Neco de la Guardia. Huesito, un asmático y flacucho cholito recién llegado del interior, violó la más importantes reglas del barrio, “le está tirando los perros” a la bella Adriana; lo que provoca que “Pipero”, para salvar el honor de la “gallá”, lo retara pelear. Ese cholito no se puede levantar a una “guial” del barrio así por así, sentencio “Pipero”.
“Machi” hace las veces de árbitro de los dos gladiadores, parados frente a frente en un tinglado imaginario formado por los pelaos que los rodeaban. Extiende la mano entre los dos y dice la frase mágica: “el que pega aquí mienta madre”. “Pipero” se adelanta al tembloroso huesito y pega. Luego la segunda frase “el que pega aquí pega primero”, en ese momento “Huesito” pega la mano de Machi e inmediatamente se abalanza contra el oponente dando golpes incoherentes, sin estilo boxístico. Uno de ellos va a dar al ojo de “Pipero” que inmediatamente empieza a cerrarse. El habilidoso “Pipero”, trata de sacarse encima a “Huesito”, pero este seguía lanzando golpes que aterrizaban contra la cara del contrincante, que desesperado se abalanza sobre él, lo derriba del empujón y lo patea en el suelo. “Huesito” se hace un ovillo para evitar los golpes y muchachada gritaba: ¡Pelea limpio “Pipero”! Como pudo se levantó y esta vez “Huesito” se abalanzó contra “Pipero” para darle una soberana mordida en la tetilla. Esta vez el que gritaba era “Pipero”: ¡Pelea limpio “Huesito”!

Pero ahora que “Huesito”, armado de valor, da un golpe certero, derrumba sus pirámides y le hincha el ojo. El árbitro amonesta: él sólo mentó madre; “Pipero” grita: ¡Pelea limpio “Huesito”! Y sola, Adriana grita: ¡Pelea limpio “Pipero”!
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